Uno de los grandes retos como profesores de Lengua Castellana y Literatura es, sin duda, el trabajar la ortografía con unos jóvenes que están inmersos en un mundo en donde cada vez tiene menos cabida.
Desde muchos ámbitos se les ofrece un mayor número de ejemplos en los que se ve descuidado uno de nuestros bienes más preciados: el castellano. Numerosos son los mensajes que se lanzan en publicidad que haciendo uso de determinadas "licencias", consideran como válido, por ejemplo, la ausencia de mayúsculas o tildes en palabras que las requieren o la carencia de signos de puntuación al comienzo de enunciados interrogativos o exclamativos que nuestra lengua exige. El mundo de la TV también fomenta esta práctica descuidada de las reglas ortográficas cuando nos muestran en titulares alguna que otra falta. Y por supuesto, el imparable y cambiante mundo de las redes sociales en donde la brevedad de los mensajes prima sobre lo correcto de la lengua. Con lo que presentar a los chicos la ortografía como un tesoro (devaluado por la sociedad y los medios de comunicación de masas) y como algo atractivo, es una tarea si no imposible, sí complicada.
Por ello, desde nuestro colegio queríamos presentarla como algo cercano, atractivo y divertido para que pudieran, después de haberse acercado a ella como un juego, interiorizarla en sus esquemas lingüísticos. Y nos pusimos "manos a la obra".
La idea era que el proyecto iniciado por alumnos de 2º ESO saliera de nuestras cuatro paredes e implicara a todos los grupos de primaria del colegio desde 3º a 6º. El proyecto gustó a todos los profesores de lengua y comenzamos a darle forma .
Los diferentes grupos de 2º ESO diseñarían un callejero en donde cada regla ortográfica tuviera cabida: a cada regla se le asociaría una calle.
El callejero estaba ya en marcha. Ahora faltaba dar vida a esas calles con las palabras de nuestra lengua. Cada una iría a vivir a la calle que le correspondiera por su ortografía habiendo sido previamente "empadronada" al registrar su significado en el padrón de la ciudad.
El callejero estaba ya en marcha. Ahora faltaba dar vida a esas calles con las palabras de nuestra lengua. Cada una iría a vivir a la calle que le correspondiera por su ortografía habiendo sido previamente "empadronada" al registrar su significado en el padrón de la ciudad.
Y... en función de los habitantes, la ciudad iría creciendo. Los chicos de primaria comenzarían a construir su propio aprendizaje.
Seguiremos viendo cómo, una vez que los ingenieros de 2º ESO han construido sus ciudades, los arquitectos de Primaria van llenando de vida esas calles trabajando conjuntamente Secundaria y Primaria con un objetivo: RESPETAR LA ORTOGRAFÍA.
Seguiremos viendo cómo, una vez que los ingenieros de 2º ESO han construido sus ciudades, los arquitectos de Primaria van llenando de vida esas calles trabajando conjuntamente Secundaria y Primaria con un objetivo: RESPETAR LA ORTOGRAFÍA.
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